sábado, 16 de abril de 2011

El reposo de Cristina, Crisálida.


Harto de escuchar las estupideces de la oposición :que Cobos le dice a Sanz que se defina -¿?????-, que Pino se desencanta de un país de ignorantes que nunca aprenderá que tiene que votarlo a él, que Alcira Argumedo lo defiende explicando que entendimos mal lo que dijo Pino porque aparte de ignorantes somos necios que negamos el clientelismo que nos hace votar al FPV a cambio de un par de ojotas usadas; que Duhalde y el aprendiz de faraón Rodríguez Zar suspenden las multitudinarias internas semanales de su partido imaginario porque no hay garantías de que se ganen ni entre ellos; que los periodistas de Clarín se esperanzan falsamente por enésima vez con una recontramilprobable candidatura de Reuteman…¡Reuteman!, y reman como subnormales en un mar de grasa de litio con dos escarbadientes, esforzándose por interpretar a su favor los bostezos del santafecino y encontrando  en un involuntario ‘Ajá…’ del estadista sordomudo la clave de la victoria en octubre; que Macri…bueno, que Macri es Macri; que Bonelli nos advierte que el estado nos pone en peligro a todos avanzando sobre las empresas en las que representa a los legítimos dueños de los dineros de la ANSES, sosteniendo que tenemos que alarmarnos porque los empresarios ven con preocupación que se los controle y se avasalle la libertad de cagarnos a todos de la que gozaron siempre; que… bueno, ustedes ya saben. Lo de todos los días. Uno se acostumbra a esa rutinaria impotencia que exponen. Pero lo que me molestó realmente fue la socarrona ilusión que recorrió las redes, las colas del supermercado y todos los pocos reductos por los que se arrastran los antikirchneristas buscando miradas de complicidad que los alivie en su desesperación. La noticia de la leve indisposición de Cristina los hizo soñar. Un sueño tímido y vergonzoso, pero aún así más atractivo para ellos que la figura de cualquiera de los miles de candidatos que supieron inventarse. Hace dos años que vienen besando a cuanto sapo se les cruce en el camino convencidos de que con el beso todopoderoso de los medios transformrían en príncipe a cualquier infeliz. Sabiendo, aunque todavía no les da para reconocerlo, que no hay posibilidades de ganarle a Cristina sin una figura de sus filas que sea capaz de articular un proyecto que se presente como alternativa seria al del gobierno, echan a volar sus odios y sus miserias y convocan el sueño más abyecto, el más feroz y condenable. La prescripción de 48 horas de reposo de la que fue objeto nuestra presidenta, fue para nosotros una novedad preocupante, pero en el sentido familiar, en el del cariño y  la sensatez con la que respondemos a los seres queridos, respetados y, para quienes no comparten esos sentimientos hacia ella pero son personas de bien, el de la mínima consideración. Para ellos, en cambio, fueron 48 horas de acariciar un oscuro deseo. Hasta la apatía de los indiferentes, si se quiere, es menos vil que la ilusión de que una enfermedad les quite del medio a la persona que como un espejo les devuelve a estos incapaces la cruda imagen de su derrota interior. Y a eso no me acostumbro. A recibir cadenas de e-mails que sangran odio disfrazado de amor a la libertad. A ver a una pobre boludita  que le sonríe contenta desde la caja de un negocio en el que consume sus días por poca plata, a un garca que festeja el cuadro de hipotensión de la presidenta mientras paga con tarjetas de crédito de todos los colores una suma que ella no podría ni robar en toda su vida. Pero ella también quiere que sea grave lo de la yegua. Pobre gente. Cuánta miseria.
Otra vez no puedo dormir. Pienso en  Cristina. En el valor que debe forjar cada noche para dormir sin Néstor. No en todo lo demás que hace incansablemente todos los días. No puedo ni imaginarme qué se siente ante semejantes responsabilidades y por eso no puedo sentirla cercana desde ese lugar. Pero ciertas soledades las conocemos todos. Por ejemplo la de quien se va a dormir sin que esté ahí, en esa cama, en ese cuarto, la persona  amada. 

Infinita soledad.

Esta noche, te acompaño, compañera Cristina.


Y a ustedes, inmundicias, les digo que cada vez que Cristina sufre un daño, de ese golpe, de esa herida, renace más fuerte, más hermosa, más combativa, más firme, más victoriosa.

Espero que interpreten bien lo que está sucediendo. La verdadera transformación, la definitiva, acaba de empezar.



     Ché, antikirchneristas: apúrense a conseguir      
      candidato que se les viene encima el 2015!

2 comentarios:

Carolina Fernanda dijo...

SENCILLAMENTE CONMOVEDOR Y COMPARTIDO.

argentinolibre@hotmail.com dijo...

Gracias, Carolina, por la generosidad de dejarme saber que compartís.

Saludos

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