Se bajó nomás, el muy cagón. Y sólo para tener un aire más, porque pierde. Y ya lo sabe. Resulta que la vida siempre fue un tubo de acero inoxidable dentro del cual el niño Mauri deslizaba su cuerpo rosadito untado en vaselina. Sólo debía entregarse a la inercia. Ahora, la política le está enseñando algunas cosas. En la Argentina de hoy para hacer política hay que laburar, y eso lo deja afuera de la pelea real.
Ayer iba a ser presidente.
Hoy va a intentar retener el único territorio que, por ahora, gobierna esa cosa que conocemos como PRO.
Después de octubre, va a tener suerte si Juliana le contesta el teléfono.
Y lo sabe. Dicen que estuvo mucho tiempo pensando, encerrado en su despacho, para tomar la decisión que anuncia hoy. Pero Macri tiene el cerebro conectado con el culo. Cada vez que piensa hace una cagada. Y no para de pensar.
Chau,Mauri.
Qué festival se hizo Durán Barba con tu billetera, salame.
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