miércoles, 27 de abril de 2011

Eternamente, Néstor

"Retorno"

Aquella mañana, esa mañana inesperada, cuando me despertaste con la suavidad que siempre llevás en las manos, las palabras desde tu boca flotaron, símbolos corpóreos, multifacéticos, cuyas caras giratorias exhibían fragmentos de mensajes de apariencia inconexa, pero que alentaban a ser interpretados en paz, armando de confianza al obligado augur que entonces era yo.
Y para que entendiera, se presentaron los  necesarios pájaros circunvolando en su evidente retorno.
Volvían.
Eso lo supe desde el cansancio de sus alas, desde el sonido ronco de los graznidos que demostraban ganas, en esa lucha final para recuperar las fuerzas con el sólo objeto de volver a sentirlas en los pechos inflados, golpeados, sucios de esperanzas viejas que no pudieron morir en el exilio. Ni en el retorno.
‘Murió Néstor’, me soltaste como una brisa al oído.
Y todo lo que creí perdido, lejano, soñado por joven en un tiempo en que ser joven era la oquedad del tiempo y sentir el avance del latrocinio del sueño; todo lo que cayó en las tumbas anónimas regresó con esos pájaros desde el imposible.
 Lloré lágrimas secas, escondidas en el recuerdo de lo que fue sentir tantas ausencias. Perdí mi rostro, se cayó de la luz y nadie pudo verme, sólo yo, sólo yo pude verme desde todo lo que fui, desde la aparición prepotente de los mundos creados por la pureza de aquel mundo compañero que nos daría la felicidad de ser mejores.
Allí estaba otra vez.
Ese certero golpe de brujo en la espalda me despertaba a la realidad que no veía del todo clara.
‘Murió Néstor’.
Nunca tanto dolor trajo tanta esperanza. Otra vez el vuelo está en mi pecho. Otra vez la primavera vive aquí, entre nosotros.

Suelto mis pájaros nuevamente.

Gracias, compañero.
             

(texto de mi amigo "el Chino")


 

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